COMUNICACIÓN / La cultura desde el universo digital



En plena vorágine digital, los bienes simbólicos abandonan su condición privativa para estar al alcance de todos. Según los expertos, la cultura intervenida por la tecnología termina siendo un espacio horizontal y participado por la ciudadanía.




Desde mediados de los años ´80, se advierte una transformación de las prácticas sociales vinculadas a la oferta, la demanda y la circulación de bienes culturales. La masificación de los equipamientos multimedia, la digitalización de los contenidos así como los avances de las redes informáticas introducen nuevos modos de acceder a la cultura. Entre otros aspectos, la apropiación de los objetos artísticos deja de estar vinculada con su posesión física y pasa a estar relacionada con otras variables, tales como la disponibilidad de un dispositivo electrónico personal -una notebook, un smartphone, una tablet, etcétera-, y acceso a Internet. Las producciones simbólicas abandonan así su condición material y privativa, para ser escuchadas, leídas u observadas por una infinidad de personas a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs).
De acuerdo a un estudio realizado por Roberto Igarza, “las formas culturales están cambiando a partir de una pérdida de significado de los contenidos tradicionales, una desaprensión respecto de la creatividad legitimada y los métodos clásicos de producción, circulación y consumo de los bienes culturales” (2012). Para el investigador, las técnicas analógicas y convencionales de producir cultura pierden protagonismo frente a la actual vorágine digital.
La Web constituye la herramienta del cambio en el cambio y es la principal vía de transmisión cultural en la actualidad. Según Ricardo Vega Mora, “desde la existencia de Internet, el acceso a la cultura ya no es un problema. Es posible escuchar cualquier tipo de música, encontrar cualquier tipo de libro, y consultar cualquier área del
conocimiento, con sólo escribir lo requerido en el buscador” (2009).
Desde la aparición de la Web 2.0 en el 2004, los contenidos culturales son concebidos como espacios participados por el público. Se convierten en procesos colaborativos que descentralizan y democratizan los medios de producción. Los usuarios cibernéticos tienen la posibilidad de reinterpretar o modificar aquello que leen, miran y escuchan a través de soportes electrónicos. En otras palabras, es el público quien se apropia de los bienes artísticos y los interviene, para luego difundirlos nuevamente. Al mismo tiempo, dispone de los recursos necesarios para crear sus propias producciones simbólicas y compartirlas a un costo casi nulo.
Para Vega Mora, la ciudadanía empieza a colaborar de manera horizontal en la gestión y creación de bienes culturales. “Con la Web 2.0, Internet se convierte ya no sólo en un lugar donde se busca información o bienes simbólicos, sino también en un espacio en donde el propio usuario es generador de contenidos” (2009).
Así, los cibernautas son protagonistas indiscutidos en la era digital. Además de ser receptores y consumidores de cultura, tienen a su alcance distintas herramientas y aplicaciones hipermedia para producir y difundir sus propios objetos de arte.


- IGARZA, Roberto. “Internet en transición: a la búsqueda de un nuevo estatuto para la cultura digital”. En En la ruta digital: cultura, convergencia tecnológica y acceso. Buenos Aires: Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, 2012.
- VEGA MORA, Ricardo. “Tecnología, panorama y paradigmas: Cambios en la producción cultural en la era digital”. En Buscando señal. Lecturas sobre nuevos hábitos de Consumo Cultural. Córdoba: Ediciones del Centro Cultural España-Córdoba, 2009.

por: Gerónimo Mariño / ILUSTRACIÓN: Juan Francisco Cancio